Haciendo discípulos

Mateo 28:19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;”

¿Qué es un discípulo? Según el diccionario significa:. Estudiante, alumno. Persona que sigue la opinión de una escuela o maestro, aun cuando viva en tiempos muy posteriores a ellos: ejemplo: discípulo de Platón, discípulo de Cristo.

El mandato proviene de Jesús a sus discípulos que ya son sus alumnos, les ordena ir en busca de más discípulos, y es el mismo mandato que les dio a los primeros cuando les dijo: Marcos 1:17 “Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.” Y es el mismo mandato que les dio diciendo: Marcos 16:15 “ Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” Este mandato ha venido siendo cumplido por todo este tiempo desde Jesús cuando el comenzó con doce discípulos hasta estos tiempos cuando ya sumamos miles de millones de alumnos.

El hacer discípulos no es una idea de Jesús propiamente dicho sino del Padre celestial porque Jesús no hacía ni decía nada de su propia cosecha sino que hacía todo lo que el Padre decía. ¿Cuál es la idea del Padre al haber dado ese mandato? Debemos entender que para cumplir dicho mandato primero tenemos que haber sido constituidos como maestros, porque no podemos hacer alumnos si antes no hemos sido maestros, Jesús es el primer maestro y lo confirma la manera como ellos le llamaban, veamos estos ejemplos: Mateo 8:19 “Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.” Mateo 9:11 “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?” Mateo 10:24 “El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.” Los maestros son parte del gobierno de la iglesia local como lo vemos aquí en 1 Corintios 12:28 “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.” No todos alcanzamos la maestría en Cristo como lo deja ver Pablo en los siguientes versos (v.v.29-31) “¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores.